Software Libre es una cuestión de libertad y por lo tanto jurídica.

¿Qué es lo que determina que un producto sea software libre? La respuesta no es otra que las facultades que el desarrollador de dicho producto entrega a sus usuarios a través del contrato de licencia[1].

Las libertades básicas que toda licencia libre debe contemplar son:[2]
Libertad 0: la libertad para ejecutar el programa sea cual sea su propósito.
Libertad 1: la libertad para estudiar el funcionamiento del programa y adaptarlo a tus necesidades -el acceso al código fuente es condición indispensable para esto.
Libertad 2: La libertad para redistribuir copias y ayudar así a tu vecino.
Libertad 3: La libertad para mejorar el programa y luego publicarlo para el bien de toda la comunidad -el acceso al código fuente es condición indispensable para esto.

En cuanto a la Libertad 0, también llamada Libertad de Ejecución, parecería innecesaria por obvia. Sin embargo, es en su parte final donde adquiere su verdadero sentido, pues es común dentro de los desarrolladores de software privativo limitar los posibles usos que se le darán al programa, prohibiendo, por ejemplo, el uso empresarial, militar, político, etc., o exigiendo la contratación de otra licencia para dar al software dichos usos. En definitiva, con la libertad de ejecución del software libre se asegura a los usuarios la facultad de utilizar el software para cualquier fin, sin necesidad de autorización de nadie.

La Libertad 1, también recibe el nombre de Libertad de Estudiar y Modificar, esta libertad está compuesta de dos facultades: estudiar y modificar el software y, supone una condición previa: el acceso al código fuente.

La facultad de estudiar tiene como premisa que todo usuario debe tener la posibilidad de conocer la manera en que opera el software que ocupa en su computador. De no ser así, nos encontramos con que las herramientas que manejan uno de nuestros bienes más preciados, nuestra información, operan de una manera desconocida para nosotros, con todos los peligros que ello puede llegar a presentar[3].

Por ello, el software libre entrega al usuario la facultad de conocer la manera en que dichas herramientas operan y, en caso de no contar con los conocimientos necesarios para hacerlo, contratar a cualquiera que los tenga, para que estudie y se asegure que el software que usamos cumple con todos nuestros requerimientos, necesidades y no tiene funciones oscuras o no deseadas.

En cuanto a la facultad de modificar, esta entrega al usuario la posibilidad de adaptar el software a sus necesidades concretas. Una vez más, esta facultad la puede ejercer el usuario por sí o encargar a otra persona que lo haga. Las posibilidades que esta libertad entrega a los usuarios son infinitas, por ejemplo: la traducción; modificación de elementos visuales; la modificación del comportamiento de software para hacerlo accesible a personas con alguna discapacidad.

Como ya se ha adelantado, para hacer uso de ambas facultades, debe cumplirse con una condición previa: esta es tener acceso al código fuente. Este acceso puede ser mediante la entrega del código conjuntamente con el software; colocando el código a disposición del usuario, por ejemplo: en línea; a vuelta de correo, previa solicitud; o, en definitiva, de cualquier manera que no resulte en una traba para dicho usuario[4].

La Libertad 2, también llamada Libertad de Distribución, consiste en la facultad que se entrega al usuario de distribuir copias del software, gratuitas o pagadas. Esta libertad se justifica en el hecho de que toda persona tiene el impulso natural de compartir lo que le ha sido útil, a lo menos, con su círculo más cercano. Esta conducta tan natural y deseable en el ser humano es prohibida por ciertas licencias de software privativo[5]. Además de restringir la facultad de compartir con otras personas, la mayoría de las licencias de software privativo restringen la posibilidad de instalar el software en diversos equipos.

La Libertad 3 o Libertad de Publicar, entrega al usuario que ha modificado el software (Libertad 1) la facultad de compartir con la comunidad el software mejorado. Esta es la conclusión natural de las tres libertades anteriores ya que si el software se puede utilizar, estudiar, modificar y distribuir, es de toda lógica que el software modificado y mejorado pueda ser publicado y de esta manera puesto a disposición de la comunidad, donde la idea es que el  proceso vuelva a repetirse.

Con el mecanismo antes señalado el software evoluciona de la misma manera que lo hace la ciencia. Para el mundo del software libre el conocimiento es algo que pertenece a todos; y todos, en la medida de sus facultades y condiciones pueden hacer uso de él.

Los anteriores son los elementos esenciales del software libre. A partir de ellos podemos elaborar una definición propia: software libre es todo sistema, aplicación, formato, y en general todo software cuyo código fuente esté a disposición de cualquier persona, a fin de asegurar a dicha persona, las libertades de ejecutar, distribuir, estudiar, modificar, y publicar dichas modificaciones.

Notas:

[1]Del contrato de licencia hablaremos más adelante.

[2]Stallman, Richard, “Software Libre para una Sociedad Libre”, op. cit. p. 45.

[3]La libertad 1 permite por ejemplo, detectar la existencia de “Backdoors” o “Puertas Traseras” o sea, un mecanismo oculto mediante el cual los conocedores del secreto pueden forzar la entrada al sistema y tener acceso e incluso manipular los datos a su antojo. Federico Heinz relata el caso de la “Puerta Trasera” de Interbase, en “Razones por las que el Estado debe usar Software Libre”.

[4]“Debe proporcionarse las fuentes, directa o indirectamente, pero siempre de forma fácil y asequible.”  Nonius Jorge, “Introducción a las Licencias de Software Libre” p.27

[5]Sobre la restricción a la tendencia natural a compartir:  Stallman, Richard “Software Libre para una Sociedad Libre” op. cit. p.172 y ss.